Cap. 11

Edmund entro corriendo a su casa, traía lagrimas en sus ojos que recorrían sus mejillas. Esto llamo la atención de Lucy, quien se encontraba leyendo un libro en el sofá.

-¿Edmund?

Él, sin responder ni mirarla, y con la cara tapada con sus manos, subió las escaleras sin decir nada y se encerró en su habitación.

Lucy lo siguió, golpeo la puerta de Edmund, pero él no quiso abrir.

-Edmund, ¿Que sucede?-pregunta Lucy preocupada por la actitud de su hermano-¿Estas bien?

-Estoy bien, Lu-respondio Ed con una voz tiritona-Solo dejame un momento solo.

-¿Por que estas llorando? ¿Puedo ayudarte?

-Lu, solo dejame. Por favor.

Lucy decidió ir a buscar ayuda a la habitación de su hermano Peter, quien leía el periódico recostado en su cama.

-Peter, algo malo sucede con Edmund-relató-Entro a la casa llorando sin decir nada, y ahora, no quiere dejarme entrar a la habitación.

Peter de inmediato se preocupo y de un salto salió de la cama. Si su padre no esta en casa, es el propio Peter quien toma la misión de serlo.

-Edmund-decía Peter tras la puerta-Abreme la puerta y tal vez pueda ayudarte ¡Todo tiene arreglo en la vida! Tu hermana y yo estamos muy preocupados... Ni tampoco queremos preocupar a mamá, ni a Susan cuando lleguen.

Peter tenía razón, así que Edmund trató de quitarse todas las lagrimas y abrió la puerta.

-Hermano-dijo Lucy-¿Que es lo que sucede?

-¿Que te sucedió en la mejilla?-pregunto Peter.

Edmund, sin responder nada, comenzó a buscar algo en su bolsillo y lo encontró.

A ambos les mostró el collar de corazón.

-¿No es el collar que le regalaste a Kelly para el día de su cumpleaños?-pregunto Peter.

-Así es-dijo Ed-Me lo devolvió.

-¿Por que?

-Se puso como un monstruo al decirle que invite a Angie a la fiesta de primavera... y no a ella, que se lo había prometido hace tanto tiempo. Fue un error mío, pero ahora ella... me odia.

Lucy abrazo a su hermano y le dijo:

-Ed, no te preocupes, ¡Ya se le pasara! Solo fue un error...

-Un error que me costara caro... Kelly es mi amiga de años, mi confidente y la que me guarda mis mayores secretos, ella es una persona unica... y ahora me detesta, al haberla cambiado por otra.

-Las cosas las pueden solucionar conversando-dijo Peter, para tranquilizarlo.


Días después...


Kelly, como buena coleccionista de vestidos, esta vez fue en busca de su vestido ideal para la fiesta de primavera. Quería olvidar lo acontecido con Edmund y se animo a ir a la dichosa fiesta junto a sus amigas.

Paso de tienda en tienda, pero nada era de su agrado. Pensó que tal vez en la tienda que atendía Susan, podría haber algo lindo. Pero al llegar allá no encontró ni a Susan, ni a su vestido.

Había otra persona, una señora con aspecto desagradable.

-Disculpe, ¿Donde esta Susan?

-¿Susan? ¿Quien es Susan?

-La chica que atendía aquí...

-Tal vez, dejo su puesto, no lo sé.

Kelly dejó la tienda sin decir nada y prefirió sentarse en un banquillo de la plaza.

Ella cerro sus ojos, para sentir el aire puro sobre su cara... y al abrirlos, en frente suyo estaba Peter.

-¿Peter?-dijo Kelly, sorprendida.

-Hola Kelly-dijo él, amablemente.

Se sentó al lado de Kelly, y le pregunto:

-¿Por que estas tan sola aquí?

-Solo vine por el vestido perfecto para la fiesta de primavera... el cual no puedo encontrar en ninguna parte. Estoy muy cansada...

-Te invito a un café.

Kelly, sorprendida, acepto la invitación de Peter.

Fueron a la cafetería mas cercana y tomaron asiento en una mesa.

Kelly miraba a su al rededor, solo habían militares despidiendose de sus respectivas esposas o solo novias. Se sentía la mas joven en ese lugar.

-¿Se puede saber a que se debe tu invitación?-Pregunto ella, rompiendo el silencio.

-Necesitaba hablar contigo de una manera tranquila...

-Pues, te escucho.

Peter dio un respiro y dijo, con autoridad:

-Si Edmund te gusta... solo tienes que decircelo.

El mesero dejo las dos tazas de café en la mesa.

Ella se quedo sin habla.

-¿C-como di...ces?-balbuceo ella.

Peter le dio una probada a su café y dijo:

-Edmund nunca entenderá lo que te sucede si no se lo dices con palabras.

-No me gusta Edmund-mintio Kelly, avergonzada.

-Prometo que todo lo que me digas aquí, aquí se quedara para siempre. No le diré nada a Edmund, por mas que sea mi hermano.

Kelly, a pesar de que Peter no sea un gran amigo y solo le parezca un chico atractivo, algo tuvo en ese momento que le hizo tener toda la confianza del mundo en él.

-Pues... Edmund me gusta hace casi un año o mas, ¡No preguntes como todo empezó! Tú debes entenderme, las personas crecen, maduran y ya sabes... Creo que caí enamorada en mi propio mejor amigo.

-Oh, claro que te entiendo. Continua, por favor.

-Bueno, todo iba bien entre nosotros hasta que... apareció Angie en nuestras vidas. ¡Ella no es una mala persona! Pero se quedo con lo que yo quería... y eso es Edmund.

Esta vez fue Peter quien se quedo sin palabras, al oír tal sinceridad de la chica.

Ella le dio al fin un sorbo a su café.

-¿No crees que esta misma confesión que me haces a mí, se la hicieras a Edmund?

-¡La cara se me caería de la verguenza! Ademas, ¿Que pasa si realmente él quiere a Angie? ¡Sería una tragedia!

-Pero es que Edmund es tan ingenuo que aun cree que lo miras como un amigo...

-No se que hacer, Peter.

-Creo que tendré que hablar con Edmund...

-¡Oh, no le digas nada de lo que te dije!

-Descuida, Kelly. Solo tratare de hacerlo entrar en razón... Solo facilitarte un poco las cosas y que él mismo se de cuenta.

-Y ¿Si no soy la correspondida?

-Dios sabe que puede pasar. Pero se dice que todo lo que sucede en esta vida es para mejor.

Decidieron hacer una pausa para poder saborear el café.

Una vez que Kelly lo terminó, se animo a preguntar:

-Peter... ¿Por que me estas ayudando? Si es que es eso lo que intentas hacer...

-Solo quiero que Ed y tú estén bien. Yo se que tú eres una buena persona.

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