Cap. 3 "La propuesta del Rey Lune"

Edmund, se encontraba sentado sobre un pequeño tronco, junto a las cenizas de una fogata y una carpa, concentrado en darle mas filo a su espada.
Peridan lo acompañaba, quien solo miraba a su al rededor para que todo marchara bien.
-Su majestad, ¿Puedo comentarle algo?
-Por supuesto- dijo Ed, continuando con su trabajo.
-La hija del Rey Lune lo esta mirando...
Edmund sintió una pequeña electricidad en todo el cuerpo al oír lo que su amigo le había comentado. No estaba acostumbrado al asunto de mujeres, amoríos y todo ese tipo de cosas. El joven se echo a reír.
-Por el León, Peridan... Fijate en que los narnianos estén entrenando a la perfección en vez de mirar a la joven.
-Quizá la joven quiere decirle algo, su alteza- replicó Peridan- ¿Por qué no voltea y lo comprueba con sus propios ojos?
Edmund, hizo caso y giro a ver la cara de la joven, quien se encontraba mirando desde el balcón de su habitación.
Al chocar sus miradas, sonrieron mutuamente.
Edmund levanto un poco su mano para hacerle una señal de saludo a la joven, ella hizo lo mismo desde su lugar y luego volvió a entrar a su habitación.

El joven volvió su mirada hacia su amigo, quien lo miraba con una sonrisa algo burlona.
-No me mires así, Peridan- dijo Edmund, sonriendo nerviosamente- Sé que estas imaginando...
-¡Yo no estoy imaginando nada, su alteza!- exclamó Peridian entre risas.
-Si mi hermano Peter, el gran Rey, nos encontrara hablando de este tipo de cosas, de seguro nos mandaría devuelta a Narnia.

Mientras tanto, en la habitación de Aralen.
La joven, sentada frente a un espejo, dejaba que su criada le cepillara el cabello, mientras que ella aprovechaba de perfumarse.

-He notado una sonrisa en su cara desde que despertó, su majestad- comento la criada con mucha curiosidad.
-No puedo ocultar lo que siento, Lari
-¿Que es lo que oculta?
La chica voltio para encontrar la mirada de su criada y mejor amiga, tomó sus manos y le dijo:
-Prometeme que no se lo dirás a nadie...
-¡Lo prometo, su majestad!
La joven se acerco al oído de su criada y, casi en susurro, le confeso:
-Creo... creo que me gusta el Rey Edmund...
-¡Oh, pero que maravilloso!-exclamo la criada.
-¡Shhh!
-Oh, lo siento... Lo siento mucho, querida Aralen.
-Sabes, Lari... Nunca había conocido un hombre, que me hablara con nerviosismo, ese tipo de nerviosismo agradable que a cualquier mujer le gustaría ver de un hombre y que solo se sabe que existe por medio de novelas de amor... Todos los hombres que he conocido antes y han querido tomar mi mano, han resultado ser unos charlatanes, que tal vez creen que soy solo una mujer bonita que no le interesa que la amen de verdad, pero si que la complazcan con diamantes y joyas. ¡Oh, oh! ¡Si por eso me negué profundamente a ser la esposa de ese charlatán hijo del Tisroc!

Esa misma tarde, otra criada del Rey Lune, se acerco hasta Edmund, quien ajustaba unos planes junto a su tropa.
-Rey Edmund- dijo la vocecita de la criada- Su alteza, el Rey Lune desea hablar con usted.
-¿Conmigo?- dijo Edmund- Quizá debe ser con Peter, mi hermano...
-No, para nada... El Rey Lune desea hablar con usted a solas.
-Esta bien...
Edmund siguió a la criada, ella era quien lo guiaba, mientras recorrían los silenciosos pasillos del castillo, se preguntaba cual era el motivo para querer hablar con él y a solas. Quizá había cometido un error... ¿O no?
-Aquí es, Rey Edmund- apuntó la criada, la puerta de la biblioteca.
-Muchas gracias- dijo Edmund, a pesar de ya saber el camino hasta ese lugar.
Tocó la puerta, escucho un "adelante" y entró a la habitación.

Ahí se encontraba el Rey Lune, mirando por la ventana, pero de inmediato miro a Edmund cuando entró.
-¿Me ha llamado, Rey Lune?- preguntó Edmund.
-Claro, por favor, tome asiento- dijo este, también sentandose en un cómodo sofá.
Hubo una pequeña pausa, Ed tenía un mal presentimiento...
-¿Cual es el motivo para esta reunión, Rey Lune?
-Pues, Rey Edmund, es un caso externo a la guerra- explicó el Rey Lune, algo confundido-Se trata mas bien de un favor, o tal vez una propuesta para usted... La verdad, como desee usted tomarselo.
-¿De que se trata?
El rey Lune, se notaba aturdido, no sabía como comenzar a explicar lo que le quería pedir al joven rey.
-Pues... Yo creo... -Balbuceaba el Rey- Yo creo que usted... usted debería enamorar a mi hija y... tomar su mano.
La expresión de curiosidad de la cara de Edmund se desvaneció al oír lo ultimo y, paso a ser una casi de terror. No podía creer lo que los labios del viejo Rey habían pronunciado.
-¿Por que me esta pidiendo eso a mí, Rey Lune?
-Porque yo creo que usted es el indicado... Rey Edmund, yo solo he escuchado buenas críticas hacia su persona. Que es buen amigo, que es muy comprensivo, un buen consejero, que es muy tranquilo y al fin de cuentas, una buena persona... y lo que yo quiero para mi hija, es una buena persona... ¿O será que ya ha tomado la mano de otra?
-No, no lo he hecho nunca y, es mas, no esta en mis planes hacerlo por ahora- dijo Edmund algo cortante- Ademas, creo que en la situación que estamos viviendo ambos países, no acompaña a lo que me esta pidiendo.
-¡Oh, Rey Edmund! Por favor no vea mi petición como una muestra de insolencia, mas bien, quiero lo mejor para mi hija y yo se que usted es eso que ella busca, y tal vez, si usted se da el tiempo, podría empezar a conocerla y se que caería enamorado de ella, Aralen es hermosa e inteligente.
Edmund, dio un respiro y empezó a pensarlo un poco.
"En algún momento tenía que llegar a esto: Tomar la mano de una dama para hacerla mi esposa"- pensó Ed.

El rey Lune se levantó de su asiento, sosteniendose con sus puños apoyados en la mesa que lo separaba del rey mas joven y se dirigió nuevamente a la ventana.
-Rey Edmund- comenzó a explicar Lune, al notar que Edmund se sentía algo acosado por la propuesta- Para serle mas sincero, temo por el futuro de mi adorada Aralen... Cientos y cientos de príncipes de países lejanos han venido hasta acá para pedir la mano de mi hija, pero ella... cree los hombres son solo unos charlatanes. Aralen quiere sentirse amada de verdad, no que venga un tipo desconocido a ofrecerle cielo, mar y tierra por conveniencia... Ella cree en el verdadero amor. Yo estoy muy viejo, y quien sabe si el día de mañana yo ya dejó de existir, no quiero que mi pequeña quede sola.
Edmund quedo totalmente perplejo al oír las palabras del Rey, que se oían con bastante sinceridad y algo de pena.
-Quizá... quizá podría hacer el intento- dijo Edmund- Pero no prometeré nada.
El rey le sonrió al joven y le dijo:
-Dame tu respuesta cuando quieras- dijo el Rey Lune.
Edmund se levanto de su asiento, dijo "con su permiso" y salió de la biblioteca bastante confundido.

"¿Enamorar a Aralen y luego tomar su mano? Por Aslan, ¿Como se hacen esas cosas? Yo solo se dar buenos consejos en los juicios y batallar en las guerras" -pensaba Edmund cuando iba camino de vuelta a las puertas de Anvard- "Pero, partamos desde la base, ¿Estará bien lo que el Rey me propuso? Pues, yo supongo que sí, note esa preocupación que el Rey sentía por su hija al hablarme, pero... ¿Estaría bueno que yo aceptara?"

Cap. 2 "Un amistoso combate"

Los reyes y reinas tuvieron una cómoda alcoba para cada uno en Anvard, en la noche durmieron bastante bien pero con el miedo vivo de que las tropas de Calormen atacaran repentinamente. Pero afortunadamente no fue así.

El gran Rey Peter y su ayudante de confianza, Peridan, despertaron bastante temprano para planificar sus ataques, si es que los calormenes atacaban. A los minutos después le siguieron los tres hermanos.

El rey Lune había pasado en vela casi toda la noche, pensando en estrategias y planes convenientes para defender su nación.

Cuando el sol ya se había asomado en el montañoso país de Archenland, Peter y Edmund entrenaban a sus tropas haciendo combates de espadas. Susan por su parte, arquería, mayoritariamente junto a los enanos, y Lucy, enseñaba primeros auxilios a las criadas de Archenland.


Aralen, desde el balcón de su habitación, podía presenciar todo lo que estaba ocurriendo ante las puertas de su hogar.

-¿No crees que esos reyes son demasiado jóvenes para serlo?- preguntaba Aralen a su criada, sin despegar la vista de los cuatro- No, espera... ¿Por que son cuatro reyes?

-Porque así lo decidió Aslan, querida doncella- explico la criada, mientras cepillaba el cabello de la joven.

-Creo que sería mejor bajar hasta allá, entregarles agua y alimentos, a quienes entrenan con el sudor en su frente, para mantenerlos con buena postura- propusó Aralen.

-Su majestad, suena muy noble de su parte-dijo la criada- Pero el problema es que su padre no me permite dejarla salir de este castillo, pues, podría resultar un grave peligro para usted.

-Mi padre ha estado muy alterado, por favor, no le hagas caso y vamos- dijo la joven tomando a la criada del brazo y echando a correr por los pasillos del solitario castillo hasta llegar a la cocina, llenando unos tarritos de madera, y la criada tomo varios vasos, y luego echaron a correr hasta el patio.

Al ver a la princesa, todos hicieron una reverencia ante ella y la saludaban.


-Buenos días, Aralen- dijo Susan al verla.

-Oh, buenos días- respondió ella- He traído un poco de agua para quienes están entrenando duramente.

-Muchas gracias, Aralen- dijo Susan bebiendo un poco de agua, sentía algo de ardor en sus brazos al manejar arquería casi toda la mañana.-Oh, ven a presenciar esto.

Susan, entre la muchedumbre, guío a la joven hasta donde estaban sus dos hermanos.

Ambos tenían una lucha de espadas, claramente amistosa, para ver quien manejaba mejor la técnica.

Todos, haciendo un circulo al rededor de ellos, los miraban y gritaban expectantes.

-Mis hermanos son muy buenos en la lucha de espadas- dijo Susan a Aralen.

Ambos hermanos, daban lo mejor en la pelea, con una sonrisa en sus rostros y una espada en sus manos, peleaban hombro a hombro para ver quien resultaba vencedor en una simple batalla que salió de una apuesta.

Era difícil decir quien iba mejor, pues, ambos eran muy buenos para esto. Hasta que en un instante, casi sin notarlo, Peter acorraló tanto a su hermano menor, que este termino cayendo el césped. Pareciera que el máximo Rey ganaría esta pelea, la muchedumbre gritaba aún mas fuerte al ver esta escena y Edmund, queriendo demostrar que también era bueno, hizo que sus pies se enredaran a los de su hermano, lo cual este termino perdiendo el equilibrio y cayó, dejando su espada mas lejos de él, y Edmund aprovecho la ocasión y apuntó a su hermano con la espada en el rostro.

Edmund era el vencedor.

La muchedumbre gritó aun mas fuerte al notar que el menor era el ganador.

Los hermanos no perdían la sonrisa de sus caras, el mas joven dejó su espada a un lado y le dio la mano a su hermano para levantarlo del césped.

-Ha sido un maravilloso combate, hermano menor- dijo Peter, bastante contento.

Todo el mundo comenzó a felicitarlos, y mas que nada, sobre todo a interrogarlos para aprender sus increíbles trucos.

-Ahora veo, porque son tan jóvenes y porque son reyes- murmuró Aralen bastante sorprendida al presenciar el combate.

-¿Dijo algo, Aralen?- preguntó Susan, buscando las caras de sus hermanos.

-Nada, Reina- respondió esta- Solo que ambos son muy buenos.

-Entrenan día a día para ser como son- dijo Susan- ¡Oh, oh! Al fin he encontrado a Peter, iré a convidarle un poco de agua. Si ves a mi hermano menor, por favor, convidale un poco también a él ¿Sí?

-Esta bien, Reina Susan- dijo Aralen.

Aralen se sentía algo diminuta al estar entremedio de tantos narnianos, pues, pareciera que no estaba en su país.

Entre tanto mirar faunos, enanos y minotauros, encontró el rostro de Edmund.

Comenzó a acercarse, algo tímida, con el pequeño balde de agua sosteniendo en sus manos hacia la autoridad de Narnia.


-Debe tener sed, Rey Edmund- dijo Aralen, una vez cerca del joven.


El joven, miro a la chica y sintió que por un momento se hundió en los ojos azulados de ella. Cuando la vio por primera vez en la biblioteca le pareció muy bella, pero ahora, que la tenía mas cerca, le parecía que la palabra "bella" era demasiado poco para definir a la pequeña alteza de Archenland.

Al notar que el joven estaba consternado mirandola, la chica estrechó sus brazos y convido agua de su balde, insistiendo.

-Oh, muchas gracias, Aralen- dijo el rey Edmund, con una sonrisa algo nerviosa.

Edmund comenzó a beber un poco, pero sus incontrolables ojos se devolvieron a la mirada de la joven.

Ella le sonrió con coquetería, y aunque podía disimularlo mejor, también estaba nerviosa.

Edmund trató de sonreír también, torpemente mientras bebía el agua, pero solo provoco que el agua cayera a cualquier parte.

La chica comenzó a reír, no en un tono burlesco, sino que era una risa bastante agradable de oír.

Edmund también reía, con un poco mas de pánico, pues, no quería quedar como un tonto.

Aralen, para no seguir torturando al rey, le dijo:

-Fue una combate muy bueno, ¡Quede muy impresionada de ambos!

-Espero que le haya agradado- dijo Edmund, volviendo ya a su compostura seria y tranquila- Y todos los narnianos combatimos de la misma manera, por lo tanto, no hay que temer de los Calormenes.

La chica sonrió al oír lo ultimo, pues, la hizo sentir protegida y con valor.

Estuvieron varios segundos contemplandose uno al otro, sin decir nada y si no hubiera nadie al rededor, solo con una sonrisa boba en sus labios. El momento casi mágico y enternecido, fue interrumpido por un grito de la criada de Aralen.

-¡Su majestad!-exclamó esta- ¡Su padre, el gran rey, esta muy enfurecido con usted por no obedecerlo!

-Oh, ya voy, ya voy- respondió la joven- Con su permiso, Rey Edmund.

-Adelante- dijo el joven.

Esta vez, la criada tomó de la mano a su princesa y se la llevo corriendo hasta entrar a Anvard. Ahí, se encontraba su padre, bastante molesto.

-Hija, único recuerdo de mi querida esposa- dijo el Rey Lune- ¿Por que no me has obedecido? Oh, estoy muy disgustado contigo, hija mia, ¿Que sucedería si un Calormene te captura? Pues, yo, como tu padre y como rey de Archenland me sentiría muy mal, con mucha pena, rabia y verguenza de haberte perdido, ya que le prometí a tu madre, en su lecho de muerte que te protegería con mi vida.

-Oh, querido padre, lo siento mucho- dijo la joven llevando la vista hacia sus zapatos, como perro arrepentido- Mi intención no ha sido asustarlo, ¡Para nada!, solo quise ir a ayudar a las tropas que se están sacrificando por defender nuestro país... tan solo fui al patio.

La expresión del rostro del Rey paso de una de rabia a una de comprensión.

-Por favor, no culpes a mi criada, yo la obligue a que me acompañara- dijo la chica levantando su mirada hacia la de su padre- Estuve con la Reina Susan, quien me invito a presenciar el combate de espadas entre sus hermanos, y luego me quede charlando con el Rey Edmund.

-¿Te quedaste charlando con el Rey Edmund?

-Pues, sí, padre. Debo agregar que es una persona muy agradable.

Su padre solo sonrío y puso su mano suavemente sobre el hombro de su hija.

-No lo hagas otra vez, Aralen de mi vida ¿Sí?

-Si, querido padre.

Cap. 1 "Narnia en ayuda de Archenland"

Los cuatro hermanos, fueron reunidos en la biblioteca de Cair Paravel.

-¿Para que nos ha reunido el señor Tumnus?-preguntó la Reina Lucy.

-No lo sé, querida hermana- respondió Peter, el Gran Rey- Pero me aseguro que se trataba de algo muy importante.

El fauno y Sólapa, uno de los enanos, abrieron la puerta e hizieron una referencia al ver a los reyes.

-Oh, disculpen nuestra tardanza, queridos reyes y queridas reinas-se excuso el fauno con la vista en dirección abajo- No fue mi intención hacerlos esperar por mi culpa.

-Maestro Tumnus, aceptamos su disculpa-dijo Peter- Pero, vamos a lo que nos convoca... ¿Para que nos ha citado?

-Gran Rey, ha llegado una carta de parte del Rey Lune de Archenland- respondió el fauno.

-Y agregó que se trataba de algo sumamente importante-replicó el enano, mientras sacaba la carta del bolsillo.

El Rey Peter estiró su brazo hasta llegar al del enano y recibió la carta en su mano.

Peter abrió la carta y sus hermanos se pusieron al rededor de él. Comenzó a leer en voz alta:


"Estimados y queridos reyes y reinas de la hermosa Narnia:


Tengo la misión de informarles, como máxima autoridad de mi país, que las cosas no van muy bien entre Archenland y Calormen. Pues, hace unas semanas atrás, un príncipe y enamorado proveniente de Calormen, vino hasta Anvard, mi hogar, a pedir la mano de mi única y hermosa hija, Aralen, ofreciendole un sin fin de maravillas para que ella lo aceptara por su esposo. Pero, Aralen, no acepto nada de esto y se rehuso rotundamente a ser la esposa de un hombre de Calormen, lo cual provoco la furia e ira en este, junto a su padre, el Tisroc prometio venganza, por jugar con su hijo. Su significado de venganza, quiere decir guerra entre Archenland y Calormen en cualquier momento. Mi motivo principal en la carta es de ayuda. Ustedes, como nosotros, sabemos que Narnia y Archenland son aliados desde tiempo remotos. Espero su visita lo antes posible, junto con sus tropas.

Rey Lune, Rey y máxima autoridad de Archenland."


-¡Que seres mas detestables son las personas proveniente de Calormen!-exclamó la Reina Lucy.

-Archenland corre peligro-dijo el Rey Edmund- Por tratados y acuerdos de nuestros antepasados, es nuestro deber ayudarlos con nuestras tropas.

-Entonces, ¡En marcha!-dijo Peter.

Esa misma mañana, prepararon sus caballos, sus escudos, flechas y espadas, y por supuesto a las tropas que los acompañarían en su viaje a Archenland.


-Maestro Tumnus-dijo Peter ensillando su caballo-Su persona y la de Sólapa quedaran a cargo de Cair Paravel, y por supuesto, de toda Narnia.

El fauno, con una sonrisa algo nerviosa, meneaba sus patas de cabra a pequeños saltos.

-Su ma-majestad-balbuceó Tumnus- ¿Esta usted se-seguro?

-Se que lo hará muy bien, Maestro Tumnus- dijo el joven Rey, poniendo su mano sobre el hombro del fauno para calmarlo- Descuide, conoce a Narnia mucho mas que yo a ella.

-Se lo agradezco enormemente, Su Majestad-dijo el fauno, algo mas tranquilo.- Gracias por confiar en mí.

Susan se acerco a ambos y dijo:

-Peter, ya esta todo listo. Solo es cosa de que des la orden de iniciar la marcha.

-Esta bien, Su-respondio el Rey.


Peter dio la indicación de comenzar la marcha y de inmediato el lugar se lleno gritos, relinchos, ladridos, gemidos y chillidos de entusiasmo y valor. En las caras de los narnianos solo representaban alegría y emoción por servir a su país.

Los tropas se despedían de los narnianos que se quedaban en su hogar a medida que esto iban a avanzando en dirección a la montañosa Archenland. El camino no era tan largo, en un par de horas, ya estarían en Anvard, el castillo real de Archenland.

Y así fue.


Los narnianos, como eran muy numerosos, instalaron las carpas fuera de Anvard.

El Rey Lune, al verlos desde su balcón, bajó las escaleras rápidamente junto a un par de ayudantes y llegó a la salida, donde se encontró con sus esperadas visitas.


-Reyes y Reinas de Narnia, sean bien recibidos a Archenland-dijo el Rey, bastante emocionado de verlos pero sin perder su compostura de Rey -Los espero a ustedes, y a su tripulación con un gran banquete como recibimiento.

-Es usted muy cortes- dijo el Rey Peter- La tripulación esta algo cansada y hambrienta con el viaje, en nombre de todos agradezco su banquete.

Los criados de Archenland, obedecieron a la petición de su Rey y sirvieron un gran banquete a lo largo de todo el patio delantero de Anvard. Los narnianos de inmediato se acercaron a probar las delicias de Archenland y quedaron maravillados.


-Mientras ellos están felizmente saboreando de la comida- dijo el Rey Lune al oído de Peter- Será mejor que usted y el resto de los reyes, entren junto a mí al castillo para discutir los temas que nos convocan aquí.

Peter obedeció al Rey, pues le parecía una buena idea, y le hizo señales a sus hermanos para que entraran al castillo junto a él.


Una vez adentro, el Rey Lune los guío hasta la biblioteca, pues consideraba que era el lugar mas tranquilo y agradable para conversar.

Lucy quedo impresionada de la belleza y grandeza del palacio, pues hace mucho los hermanos no visitaban Archenland, pero aun así amaba a su querido castillo de Cair Paravel.


-He estado muy preocupado estos últimos días-comenzó a hablar el Rey Lune- Desde que mi bella hija Aralen se negó a ser la esposa de este hombre, han llegado cartas a la entrada del castillo de tono amenazador, incitando a una pronta guerra y asegurando que obligara a Aralen a ser su esposa a la fuerza, y también... su esclava.


Ambas reinas, se asustaron mucho con lo ultimo que dijo el Rey y llevaron sus manos a la boca, muy impresionadas.

Los reyes mantuvieron su postura.


-Esto es demasiado peligroso-dijó Edmund muy pensativo- Tomando a la hija del Rey por esposa, o mejor dicho, esclava, también tomaran control por sobre el Rey, Anvard y toda Archenland... y hasta podrían llegar a Narnia.

-¡Por la melena del León, que horror sería todo eso!-exclamó Lucy, al imaginar lo que pasaría si lo que dijo su hermano llegara a suceder.

-El joven rey Edmund tiene toda la razón- dijo el Rey Lune- Pues, eso es lo que mas me temo.

-Para evitar que pase lo que dijo mi hermano menor, será mejor empezar a crear estrategias desde ya-dijo Peter, mas serio que nunca- Las tropas de Narnia y Archenland se unirán y serán una sola, lo cual terminaremos siendo igual de numerosos que las tropas de Calormen. Protegerán todo Anvard, otros los limites de Archenland y Calormen, otros estarán mas al centro y a quien mas habrá que cuidar, igual que una inmensa cantidad de joyas de oro, es a su hija.

-Oh, si, mi dulce y querida hija- dijo el Rey muy entristecido- No quiero que nada malo le llegué a suceder.

-Oh, Rey Lune- dijo Susan- Nosotros no conocemos a su hija, pues, las pocas veces que hemos visitado este noble país, ella ha estado de viaje en otros, por lo que no hemos tenido la oportunidad de conocerla.


Justo en ese momento, alguien abrió la puerta sin antes tocar.

Se trataba de la hija del Rey Lune, la princesa Aralen, quien venía muy enfocada leyendo un libro que sostenía en sus manos y no se había percatado de la presencia de los reyes de Narnia.

-Papá, este libro no trata de lo que yo quería leer- dijo la joven con una mueca en su rostro, hojeando todas las paginas de su libro.

-Aralen, ¿Que no te haz dado cuenta de la presencia al rededor?


La joven miro al frente y se encontró con los jóvenes reyes, que la miraban con una sonrisa. Ella de inmediato enrojeció.

-Oh, lo siento mucho- dijo la joven volviendo a la puerta- No fue mi intención interrumpir...

-Aralen, no te vayas- dijo su padre - Dejame presentarte a los Reyes de Narnia...

-Es un honor conocerlos, Reyes y Reinas de Narnia-dijo la joven, haciendo una referencia- Yo soy Aralen, la hija del Rey que ven aquí.

Los cuatros reyes también hicieron una referencia.

-Para nosotros también es un honor, Aralen- dijo la reina Susan, muy sonriente.


Aralen era una joven, de la misma edad de la reina Lucy, su delgado, pálido y casi frágil cuerpo vestía un hermoso vestido de alta costura. Su cabello era de un castaño oscuro maravilloso, sus labios eran muy rojos y sus ojos mas azules que el cielo.


¿No haz leído el fan fic "Lejos de Narnia"?

Cap. 25 (FINAL)

Era un nuevo día, ya eran las 9:30 am. Kelly se sentía mucho peor que ayer.
No solo la retorcía el dolor de pecho, también la invadía las ganas de vomitar y caer desmayada en cualquier parte.
Maquillo su cara y se vistió muy bien, para que sus dolores pasaran desapercibidos en el conservatorio, pero Tom de inmediato le pareció extraña su situación.
-Creo que deberías ir a visitar un doctor. Realmente luces muy pálida.
-Tal vez tengas razón, pero es que...
El profesor notó el extraño estado de Kelly, y de inmediato le dio permiso para retirarse antes.
-¿Quieres que llame a tus padres?
-En casa no hay nadie, iré a la casa de una amiga, ella me llevara al doctor.
-Esta bien, si te sigues sintiendo así, no asistas mañana por tu bien y mejor te envío nuestros trabajos por medio de Tom, ¿Sí?
-Gracias, profesor.

Ya eran 10:15 am.
Kelly se dirigió a la casa de Adela, casi apenas sosteniendose en sus piernas.
-Kelly, ¡Que grata sorpresa!... Oh, espera, luces muy mal. Entra, entra...
La chica se sentó en un cómodo sofá.
-¿Que sucede, Kelly?
-Me siento muy mareada, Adela... casi siento que me voy a morir.
-¡Kelly, estas embarazada!
-Adela, no digas locuras... Me siento mal porque tengo una sensación muy mala dentro del cuerpo. Tengo la intuición de que ocurrirá algo malo...
-¿Algo malo? ¿Como que?
-Realmente no lo sé... pero tiene que ver con Edmund, me tiene muy preocupada.
-¿Por que?
-Ayer en la noche viajo al campo junto con Peter y se supone que hoy, a las 12 am vuelve.
-¿Eso te tiene preocupada?
-Pues... sí.
-Deberías tomar una siesta... ¿Sabes que? Iré a prepararte un café, Kelly, para que calmes tus nervios.
-Suena bien.
Adela fue a la cocina a preparar un café para su amiga, en dos minutos ya estaba listo... pero cuando volvió encontró a la chica durmiendo plácidamente sobre el sofá.
-Necesitabas relajarte un poco, Kelly-dijo Adela dejando el café a un lado y cubriendo a su amiga con una manta.

Rato después...

-Dios, ¿cuanto tiempo dormí?
-Pues, ya son las 11:30 am.
-Con que las 11:30 am...
-¿Ya te sientes mejor?
-Yo supongo... Adela deberíamos ir a esperar a Edmund a la estación de trenes.
-Cuando lleguemos va a ser muy tarde...
-¡Toma el auto de tu padre y llegaremos enseguida!
-Kelly, si mi padre se entera intentara estrangularme y luego...
-Dile que fue una emergencia, que necesitabas llevarme al doctor urgente, pero ¡Porfavor, vamos!
-Esta bien, esta bien.

Ambas se levantaron de sus asientos y se subieron al auto del padre de Adela.
-¿Es eso... un anillo de compromiso?-preguntó curiosa al ver la mano de su amiga.
-¡Oh, si! Había olvidado decirte ya que los nervios me estaban consumiendo...
-¡Kelly, te casaras con Edmund! ¡Eso es increíble! ¡Felicitaciones!
Dentro del auto se formo un alboroto tremendo de abrazos y gritos de emoción.
Al pasar de unos minutos, Adela echo a andar el auto y fueron camino a la estación.

11:55 am.

-¡Ve a la estación por mientras!-exclamó Adela, algo molesta por el lento transito de los autos-Yo iré a estacionar el auto y luego voy por ti.
-Gracias, Adela-dijo Kelly abrazando a su amiga.
-Apresurate, de seguro Edmund ya llegó.
Kelly se bajó del auto y echó a correr hasta llegar a la estación de trenes.
Una vez que llegó, su corazón latía cada vez mas fuerte y sentía que los nervios se la iban a tragar.
Comenzó a bajar las escaleras, pero se detuvo al alcanzar a ver a Edmund junto a Lucy y Peter, sentados cerca del anden, como si estuvieran esperando a alguien.
Lucy vio a Kelly en las escaleras, y de inmediato le aviso a su hermano.
Edmund llevó su mirada donde la chica, y sus ojos brillaron al verla.
-Kelly, ¿Que haces aquí?-preguntó Ed.
La chica no pudo escuchar lo que dijo, debido a la distancia y un horrible ruido de un tren que venía aproximandose, pero igual pudo leer sus labios.
-Vine a buscarte-respondió ella.
Edmund también pudo comprender lo que dijo, pero luego miro el anden y la expresión de su rostro cambió.
-¡Te amare por siempre!-gritó Ed.
La chica sintió que algo la empujó y a la vez que ella misma tropezó con las escaleras que se movieron repentinamente, un ruido ensordecedor de trenes y gritos de personas llenaron sus oídos. Ella solo cerró sus ojos.

Una semana después...

"Kelly, tu novio y su familia fallecieron en un choque de trenes que hubo en la estación"
Esa frase la escuchaba una y otra vez en su cabeza, y a la vez, le recordaba su sufrimiento.

La chica intentaba tocar el piano, pero no podía, su cabeza solo giraba en torno a lo que había pasado.
-¿Como estas de tus piernas?-preguntó Adela, apareciendo sorpresivamente en la casa de Kelly.
-Mucho mejor. Gracias, Adela-contestó Kelly con la sonrisa mas falsa que pudo haber sacado en su vida.
-No es necesario que me sonrías-dijo Adela acariciando el cabello de su amiga- Se como te debes sentir.
Kelly se abrazó de su amiga y comenzó a sollozar.
-Lo único que quiero es llorar, llorar y continuar así-decía Kelly-Y en las noches me pregunto, ¿Por que no me paso a mi también? No puedo imaginar mi vida sin él, Adela.
-No te sucedió a ti porque así lo decidió el destino-dijo Adela secando las lagrimas de su amiga.-Ed debe estar disfrutando de un lugar mejor junto a sus seres queridos.
-Pero yo no puedo estar sin él...
-Él estará contigo siempre, aunque no me lo creas, se convertirá en tu ángel guardián.
-Adela, creo que nunca superare lo que paso.
-Nunca lo superaras pero sabrás vivir con el dolor, porque tú eres una mujer muy fuerte.
-¿Realmente crees eso?
-¡Claro que sí! ¡Y siempre lo he creído!
-No sabes cuan importante eres para mí, Adela.

Al otro día...

"Es la primera vez que voy a visitar tu nuevo hogar, Ed"-pensó Kelly mientras caminaba al cementerio.
Corto muchas flores antes de salir para colocarle a Ed y el resto de su familia.
Kelly se quedó frente a la tumba del cual era su prometido, tratando de buscar un lugar para colocar sus flores, ya que ya estaba repleto de estas.
Luego leyó: "Aquí yacen los restos de Edmund Pevensie de 19 años, penúltimo hijo del matrimonio Pevensie" y su corazón se rompió en pedazos.
-¿Por que teníamos que llegar a esto, Ed?-preguntó Kelly- ¿Por que había que terminar de esta manera?
La chica se sentó frente a la tumba de su amado.
-Me prometiste, que nos veríamos, mañana y siempre... Y ahora, no me gusta la manera en que te estoy viendo.
Kelly cerró los ojos y comenzó a recordar, el día en que lo conoció y se hicieron amigos, cuando él le hablaba acerca de Narnia, cuando iba a alentarlo en los partidos de rugby, cuando le presento a su familia, y cuando comenzó a mirarlo como algo mas que amigo...

-Hola, Kelly-dijo una voz femenina.
Kelly volteo y se dio cuenta que era Susan.
-Hola, Susan ¿Como te encuentras?
-Para serte sincera, realmente no lo sé...
Susan puso una rosa cerca de una foto en que aparecía Edmund.
-Elegí esa foto porque luce muy feliz-contaba Susan-Era su primer día en el equipo de rugby de su antigua escuela.
-Lo recuerdo como si fuera ayer.
-Al parecer lo querías de verdad...
-Lo amaba... aun lo hago.
-Perdoname por ponerlo en duda.
-No te preocupes, te entiendo perfectamente, eres su hermana mayor y deseabas protegerlo.
-Tu anillo... ¿Es de compromiso?
-Sí... Ed me había propuesto matrimonio el día anterior de la tragedia.
-Maldito accidente, como lo maldigo, arrasó con toda mi familia y ahora me siento tan sola sin ellos...
-Te entiendo, Susan... si a veces necesitas alguien que te haga compañía, puedes visitarme sin temor.
-Gracias, Kelly, pero en un par de días me iré de aquí.
-¿Donde?
-Me voy a Estados Unidos, me iré a vivir con Angie, en el tiempo en que ella estuvo aquí terminamos siendo buenas amigas. Realmente me hace pésimo estar aquí.
-Te entiendo...
-Prometeme que no dejaras de venir a visitarlos a cada uno, no quiero que sus tumbas luzcan olvidadas.
-Jamás lucirán olvidadas, te lo prometo.
-Gracias, Kelly.
Esa misma tarde, Susan invito a la joven a su casa, para que tomará algunas pertenencias de Edmund si es que quisiera.
Una vez que llegaron, notaron lo vacío y extraño que se sentía la casa.
-Iré a preparar unos cafés a la cocina, si quieres... puedes subir a la habitación de Ed.
-Esta bien.
Kelly sentía que las piernas la traicionaban mientras subía las escaleras, luego avanzo por el pasillo y abrió la puerta de la habitación.
Empezó a sentir ese horrible dolor de nuevo en el pecho al ver todas las pertenencias de Edmund.
Se sentó sobre la cama y miró las fotos del escritorio. Había una que salía ella misma.
En uno de los cajones encontró una libreta de notas, le fue inevitable no hojearla.
Tenía escrito cosas que debía hacer, a veces sentimientos, otras pequeños dibujos de sus hermanos y en diez hojas salía escrito el nombre de Kelly una y otra vez.
Cerró la libreta y fue directo al armario. Ahí seguía su ropa, sopló un poco para quitar el polvo y luego tomó una camisa celeste.
La puso encima de su ropa para sentir esa fragancia de Ed y se dejó caer en la cama.
Extrañamente aparece un gato a su lado, Kelly supuso que Susan había dejado las ventanas abiertas y que por ahí podía haber entrado.
-¿Que haces por aquí, amiguito?-preguntó Kelly acariciando la melena del gato.
El minino, de color dorado, solo respondió con un "miau".
El gato se dejó acariciar varios segundos y luego bajó de la cama.
-¿Donde vas?
El gato estaba entrando al armario.
-¡No, no. Ahí si que no!
Kelly se levantó de la cama, avanzo hasta el armario para sacar al gatito y tropezó, cayendo dentro de este.
El horrible dolor en su frente, desapareció en tres segundos y el duro material de madera fue cambiado por un suave césped.
La chica de a poco, abrió sus ojos, y no se encontraba en la habitación de Ed, si no en un hermoso lugar lleno de césped y el cielo era aun mas azul que donde vivía.
-Parece que me golpe muy fuerte la cabeza-dijo Kelly pestañeando con fuerza una y otra vez-Lo mas extraño es que no siento dolor después de ese tremendo impacto.
Luego comenzó a refregar sus ojos con las manos, cuando escucho que alguien le dijo:
-Voltea, estoy aquí atrás tuyo.
Esa voz, la conocía perfectamente, le produjo una electricidad por todo el cuerpo. Volteo con lentitud y se encontró con Edmund. Mas a lo lejos se veían muchas personas... y diferentes tipos de personas.
-Esto no puede estar pasando-dijo Kelly sin creerlo-¡Susan, Susan!
-Kelly, creelo- dijo Edmund con su adorable sonrisa-Soy yo, Ed.
La chica, sin pensarlo mas, corrió a los brazos de Edmund y juntos cayeron al suave césped.
-¡Edmund! ¡No puedo creerlo!-exclamo la chica casi sin contener la respiración.
-Esto es muy real, te lo juro-dijó Ed.
-No sabes cuanto te he extrañado y te he llorado.
-Kelly, estoy en un lugar mucho mejor y lo puedes comprobar con tus propios ojos.
-Pero, ¿Donde estamos?
-¿No te imaginas donde?
-Pues... ¿El paraíso?
-Estamos juntos en Narnia, como siempre lo quisiste.
Ambos se levantaron del suelo y Kelly miro detalladamente quienes estaban mas a lo lejos. Cientos de Reyes, faunos, minotauros, centauros, animales de tamaño mas grande y enanos.
-Imposible-dijo Kelly.
-Allá esta el fauno Tummus, el de bufanda roja... Junto a él, esta la pareja de castores... Mas allá esta el enano Trumpklin, atrás de él, esta el Rey Caspian Decimo tomado de la mano de su esposa, ¡Ella es una estrella aunque no me lo creas!... Y mas adelante están Peter y Lucy, también Eustace y su amiga Jill, la tía Polly y el profesor Digory.
Kelly levanto la mano y empezó a moverla de un lado a otro, saludando a los narnianos. Ellos respondieron de la misma manera.
-¿También estas junto a ellos? ¡Es increíble!
-Claro, Kelly.
La chica miro detalladamente la vestimenta de Ed y dijo:
-Luces como un verdadero rey.
-Una vez rey en Narnia, eres rey para siempre.
-Oh, me había olvidado por completo de esto-dijo apuntando el collar en el cuello de Edmund.
-Tiene tu fragancia y me hace pensar a cada momento en ti...
-¿Seguro que estas bien aquí? Si tú estas bien, yo podré estar bien donde sea.
-¡Claro que lo estoy, Kelly! Y yo necesito que me prometas que estarás bien sin mi.
-Eso es bastante imposible...
-Claro que no... Estaré contigo donde quiera que vayas, estaré desde aquí observandote y no dejaré que nada malo te pase. Quiero que seas feliz, por mi y por ti.
Kelly abrazó a Ed y lo besó.
-¿Como llegaste aquí?
-Pues, estaba en tu habitación y apareció un gatito, luego se metió a tu armario y lo seguí... y ¡Pum!
-¿Te refieres a ese gatito?
La chica miró hacia atrás y se encontró con un inmenso gato. Mas bien era un León.
-Bienvenida, Edmund me ha hablado mucho sobre ti...
-¿Aslan?
-Haz acertado, Kelly.
-Pero... ¿Yo me quedaré aquí para siempre... junto con Edmund?
-Me temo que no es así, linda... Te he permitido venir por algunos instantes, solo porque Edmund me pidió traerte para poder despedirse de ti.
Le fue inevitable a Kelly poner un rostro de tristeza.
Edmund la abrazó, la acarició y luego la besó.
-Estaré bien, te lo prometo, pero tú también debes prometerme que lo estarás.
-Te lo prometo, Ed... Juro que así será.

La joven se alejó lentamente de Ed y se acerco al enorme león y lo abrazó también.
-Gracias, Aslan- dijo ella.
El León asintió suavemente con su cabeza.
Ambos jóvenes se miraron con una dulce sonrisa.
-¿Nos volveremos a ver?-preguntó Kelly aguantando sus enormes ganas de llorar a mares.
-Kelly, me veras en la cara de alguien mas dentro de unos cuantos meses mas.
-A que te...
La chica aun no terminaba su pregunta cuando un tremendo esplendor consumió su vista. En cosa de segundos, estaba devuelta en la habitación de Ed... y junto al gato.
-¿Que fue lo que me quiso decir Ed?
El gato, solo respondió con un maullido, pero de alguna forma que quizá nunca logremos saber, la chica comprendió lo que quiso decir el gato. Aslan se lo hizo entender: "Estas embarazada, Kelly. Vas a tener una hermosa vida junto a tu hijo, la vida te depara muchas cosas".
El gato por una ventana de la habitación dio un gran salto y se perdió. Kelly no aguantaba las ansias por contarselo a Susan... a todos.