Cap. 7

Cap. 7


Dos semana después.

Edmund y Angie se hicieron muy buenos amigos las ultimas semanas. Apenas salían de la escuela, se juntaban a conversar.

Cuando estaban en clases, Katie le dice a Angie:

-¿Como va todo con Edmund?

-Pues, bien... es un buen amigo.

-Se ven adorables juntos... entre 'nos', tengo que decirte que hacen linda pareja.

Angie solto una carcajada.

-¡Que cosas dices, Katie!

Kelly se tragaba esa conversación desde su puesto, mientras hacía que leía un libro.

Angie se le acerco.

-Hola, Kelly.

-Hola.

Angie tenía todas las intenciones de ser su amiga, pero Kelly de ella no.

-Adoro leer, ¿Que libro lees?-pregunto Angie.

-Ehh... nada interesante la verdad.

-¿Nada interesante? Entonces, ¿Por qué lo lees?

Kelly se encogió de hombros.

-No lo sé.

-¿Que sucede, Kelly? ¿No te agrado?

Kelly no supo que responder a eso. Solo negó con la cabeza.

Y es que no le hablaba a Angie por el echo de que últimamente, su mejor amigo se olvido de ella y solo giraba en torno de su nueva amiga, Angie. Y hasta a veces creía que, entre ellos, podía pasar algo mas. Pero la pobre Angie no era adivina...

Esa misma tarde, Edmund fue a visitar a Angie. Ella lo había invitado a su casa para mostrarle la colección de origamis que tenía.

Él toco la puerta y lo atendió la tía de Angie.

-Oh, Pevensie. Nunca creí verte por aquí, adelante.

Edmund entró. Era una casa gigantesca, ella lo guío hasta la habitación de su sobrina.

-Los dejó-dijo ella cerrando la puerta de la habitación.

-Tú habitación es... ¡increíble!-dijo Ed sorprendido.

Y es que estaba completamente decorada con origamis de diferentes figuras.

-Gracias-dijo Angie concentrada haciendo un origami nuevo-¡Listo! ¡Mira!

El nuevo origami tenía forma de un león. Lo que a Edmund le fascino y le causo mucha nostalgia.

-Parece que te gusto mucho ¿No?

-Me encanto-dijo sin despegar su vista.

-Te lo regalo... por ser una buena persona conmigo estas ultimas semanas...

Ambos se miraron muy risueños.


Mientras tanto, Kelly se encontraba recostada en su habitación, extrañando como nunca a su mejor amigo... si es que lo eran aún.

"Tal vez esta molesto conmigo por como actué la ultima vez"-se dijo.

Se levanto para mirar por la ventana... Edmund no se encontraba ahí, como siempre, listo para lanzar una piedra.

Edmund no la ha visitado hace dos semanas y eso le partía el corazón.

"Tal vez... deba pedirle disculpas"-penso.

Se levanto de la cama, se abrigo un poco ya que el tiempo afuera estaba horrible, bajo las escaleras y se topo con su madre.

-¿Donde vas tan apurada, querida?-pregunto.

-Voy a casa de Edmund-respondio.

-Pero el cielo esta apunto de llover...

-Volveré pronto, no te preocupes.

Kelly tomó su bicicleta y se echó a andar. Miro el cielo, estaba completamente gris.

Al llegar, sentía que su corazón latía a mil por hora.

Toco la puerta, pero quien abrió fue Susan.

-Oh, Kelly... No te había visto estos últimos días.

-Susan, ¿Esta Edmund en casa?

-¿Edmund? Creí que estaba contigo... Al salir dijo que iba a la casa de una amiga, y creí que esa amiga... eras tú.

Esta vez si que a Kelly se le rompió el corazón en mil pedazos.

-Esta bien...

-¿Te sucede algo? Estas algo pálida...

-No, estoy excelente-la lluvia comenzó a caer en la ciudad-Me tengo que ir, adiós Susan.

Kelly monto su bicicleta y se largo.


Angie, mientras tanto, le enseñaba a hacer origamis a Edmund. Ambos reían porque a él no le quedaban muy bien, los animales que hizo le quedaron algo deformes.

-Definitivamente, tú eres la experta-dijo Ed rindiendose.

-Solo te falta practica-dijo ella, sonriendo.

Ed reviso cual de todos los origamis que hizo le había quedado mas o menos bien, y encontró una flor.

-Esto es lo mejor de mí-dijo Ed entregandole la flor-Te lo regalo.

-Gracias Ed...

De repente, Ed sintió una corazonada.

"Esto me recuerda a cuando le regale la flor narniana a Kelly... ¡Dios, Kelly!"-penso él.

Edmund, de un salto se levanto del suelo y su cara se puso color blanca.

-¿Que pasa, Ed?-dijo asustada Angie.

-Solo olvide que hoy debo llegar temprano-se excuso Ed-Y ya son las nueve...

-¡Oh, perdón por hacerte retrasar!

-No te preocupes...

Angie llevo rápidamente a su amigo hasta la puerta. Recién al abrir se dieron cuenta de que llovía con furia.

-¡Oh, que fuerte llueve!-exclamo ella-¿No quieres que te de un abrigo?

-No te preocupes, no me resfrío con facilidad.

-Ed, la pase muy bien hoy-dijo ella-Ojala me visites otro día.

-Claro que lo haré... si me invitas, claro.

-Puedes venir cuando quieras, Ed.

-Bueno, nos vemos... Adiós.

-Adiós.

Ed tomo su bicicleta y la echo a andar con todas sus fuerzas, en dirección a la casa de Kelly, mientras mojaba toda su vestimenta bajo la lluvia.

Lanzó cuatro o cinco piedras a la ventana de su amiga, pero no consiguió que su bello rostro se asomara.

"¿Donde estas?"-se preguntaba una y otra vez.

Sus labios tiritaban de frío y nerviosismo.

Edmund se animo a tocar la puerta.

Fue la madre de Kelly quien abrio.

-Ed, ¿Que haces aquí?

-Busco a Kelly, señora.

-Ella me dijo que iba a tu casa... ¿No fue allá?

-Oh, lo había olvidado... Es que yo estaba en otro lugar y acabo de llegar... Ella debe estar esperando en mi casa.

-Por favor, dile que vuelva pronto... Ed, estas empapado, ¿Quieres un abrigo?

Ed ya había volado en su bicicleta al terminar de oír a la madre de Kelly.

Ed sabia perfectamente que Kelly no estaba en su casa, ya que ella detesta esperar. Él sabía perfectamente que ella se encontraba en la tranquilidad de la playa.

Casi no había gente en la calle, que le resulto muy fácil ir en bicicleta en dirección a la playa.

Bajo a toda velocidad, haciendo que el agua de la calle se fuera a los costados gracias a las ruedas.

Una vez que llego, dejo caer su bicicleta sobre la arena.

La playa solo era iluminada por la hermosa luna llena, ¡Estaba tan oscuro!

Edmund quito sus zapatos para poder caminar con facilidad sobre la arena. Los dejo junto a la bicicleta.

"¿Donde estas?"-se volvía a preguntar otra vez.

Solo se oía el ruido de las olas y algunos helicópteros que volaban en el cielo.

Hasta que Edmund divisa una figura, moviendose, en el chocar de las olas en la arena seca.

Comenzó a acercarse, secandose la cara una y otra vez por la lluvia.

Era Kelly, metiendo sus pies al agua, como una niña pequeña.

Ed se detuvo, y de donde estaba, con nerviosismo, le dijo:

-Te vas a resfriar, Kelly.

Ella, sintió que su corazón dejo de latir unos segundos. Conocía esa voz mas que a ella misma.

Esa voz que la acompañado hace varios años, que por unas semanas la perdió, y hoy, la volvía a oír.

Con delicadeza, voltio para ver el rostro de su amigo.

Ambos estaban empapados de agua, de pies a cabeza.

-Quien lo dice-respondio Kelly, con una leve sonrisa.

Edmund no se aguanto mas y fue corriendo hasta ella. Casi la bota, pero la abrazo con fuerzas.

Sus caras quedaron una al frente de otra, que podían rozar sus narices.

-Disculpame, si actúe como estúpida-dijo Kelly, llorando.

Ed secó sus lagrimas y las gotas que caían en la cara de su amiga.

-Todo estará bien-dijo Edmund abrazandola otra vez.

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