Cap. 21

(Relata Kelly, escribiendo en su bloc de notas que alguna vez le obsequio Adela para hacer su lista de invitados a su cumpleaños)


"Me encuentro en un tren directo a Bristol, miro el paisaje desde mi ventana y mi rostro se vuelve nostálgico. A mi lado se encuentra Tom, totalmente dormido, su cabeza vacila de un lado a otro con el movimiento del vagón.

No merecía estar en este viaje, solo se lo merecía Tom, quien creo la melodía.

La escuela del conservatorio obsequiaría un viaje a Bristol a la melodía que mejor le pareciera, para presentar la canción en un conservatorio de Bristol y la ganadora fue la canción de Tom, pero él sumo que yo también había sido parte de la creación de la melodía. No quería viajar, pero él me insistió tanto que me termino por convencer... y aquí estoy."


Kelly cerro su bloc de notas y lo guardo en su bolso. Trato de acomodarse en el asiento, apoyo su cabeza en la ventana y cerro sus ojos. Trataba de dormir pero a su mente solo se venían imágenes borrosas de Edmund. Sí, tenía cargo de consciencia fatal. Cada minuto se preguntaba en que podría estar haciendo Edmund... Se daba respuestas desde como estar sencillamente en su casa junto a su querida familia, hasta otras como, haberse ido a la guerra en los días que no lo vio o tal vez, conoció a otra chica por ahí.

Lo extrañaba, pero a la vez sentía haberse sacado un tremendo peso de encima.

Al fin pudo concebir el sueño.


"Kelly, despierta"- escucho en su oído y a la vez sintió el tren detenerse.


Llegaron a la casa, mas bien una especie de mansión, donde quien los guiaba era una ama de llaves, bastante anciana, pero su delgadez, buena postura, y buen vestir le quitaba años de encima. Su nombre era Rose y tenía un aspecto molesto.

Los iba guiando al caminar por la hermosa casa.

-Alojaran en esta casa mientras estén en Bristol, esta no es cualquier casa de alojamiento, aquí solo alojan músicos como ustedes- explicaba Rose- Y por motivos claros no pueden salir de aquí a menos de que se les ordene, ya saben lo peligroso que es Inglaterra en estos tiempos.


"Junto a Tom asentíamos con la cabeza cada vez que nos decía algo mirandonos a la cara.

Yo tenía la sensación de que si soltaba alguna palabra, ella respondería de una manera bruta.

Quizá solo eran ideas mías.


-Disculpe, señora-se atrevió a hablar Tom-Pero, ¿Cuales son nuestras habitaciones?

-Siganme-respondio ella, sin mirarlo.


Si no me equivoco, subimos tres o dos escaleras casi infinitas, un pasillo muy largo y al fondo estaban nuestras habitaciones. Una al frente de la otra.

Me sentía tan aislada del mundo en ese lugar, que no tuve miedo de vivir en una época de guerra.


-¿Ustedes no son pareja, cierto?-pregunto la señora.

-No, claro que no lo somos-me apresure en responder.

-Si me necesitan para cualquier emergencia, estaré en el living-dijo ella alejandose.


Entre a la que sería mi respectiva habitación estos días, era una pieza muy grande, fresca y acogedora.

Me tire sobre la cama, era bastante blanda. A mi lado derecho había un hermoso espejo y al izquierdo un gigantesco closet.

Me levante y fui a abrir la ventana,

De inmediato entro aire fresco, el paisaje era totalmente hermoso, la mansión contaba con un inmenso patio cubierto de áreas verdes.


-Esto es casi el paraíso- dijo Tom, muy emocionado-¡Que daría por vivir aquí siempre!

-Pues, sí... es muy lindo-dije no con la misma emoción de él.

-¿Que tal si vamos a practicar nuestra canción al piano de cola de la habitación de los instrumentos?

-Lo único que quiero ahora es dormir, Tom-respondí dulcemente, para no sonar hiriente.

-Esta bien, entiendo-dijo él- Será mejor que ambos nos vayamos a dormir, también estoy muy cansado.

-Entonces... Buenas noches, Tom.


Él, lentamente fue abandonando la habitación y antes de cerrar la puerta me deseo las buenas noches.

Busque mi pijamas en la maleta, y al moverme, el collar que habita en al rededor de mi cuello, choco en mi mentón.

El collar con forma de corazón que me regalo Edmund.

Edmund, ¿Que estará pasando con él?"


Al otro día...


"La luz del sol se acomodo en mi cara.

Desperté de inmediato, era un día precioso y de un salto escape de la cómoda cama.

Hace mucho no despertaba con ánimos.

Creo que eso me hacía falta: un poco de paz, estar sola y una cómoda cama para dormir.

Cepillaba tranquilamente mi cabello, cuando alguien toca la puerta.

-¿Si?-pregunte.

-Señorita, ya es hora de desayunar-dijo la ama de llaves-¿Ya esta lista?

Dejé el cepillo a un lado y comencé a vestirse rápidamente.

-Ya voy, ya voy-dije-Deme un minuto, por favor.


Ocupe un poco de perfume y salí de la habitación, la ama de llaves me esperaba en el pasillo, como si yo fuera a escapar.

-Buenos días-le dije amablemente.

-Buenos días-respondío ella.

-¿Y Tom?

-Ya esta en el comedor, esperando. Se levanto muy temprano y ensayo toda la bendita mañana con el piano de cola.

-Oh, vaya...

Me sentí algo culpable. Tom esforzandose para dar una buena presentación, y yo, disfrutando de la maravillosa cama en la que dormí.

Me disculpe con Tom en el desayuno, obviamente él dijo que no le molestaba y que teníamos todo el resto del día para practicar."


Edmund se sentó en un banquillo de la plaza.

Para que mencionar todo lo que estaba sintiendo en estos momentos tan horribles.

Apoyo sus codos en sus rodillas, y su cara en sus manos.

Tenía muy preocupado a su mamá y sus hermanos, por su actitud tan depresiva estos últimos días, ya que había dejado de ir a los partidos de rugby, dejo de ver a sus amigos, dejo de comer.... No se sentía con nada de animos. Por eso escapo por un rato de su casa.

"Tal vez, necesito llorar un rato... no, ya he llorado mucho... eso no es tan digno de un hombre"-pensó Edmund.

De repente, siente que alguien se sienta al lado de él. Un cuerpo femenino, lo noto por la suavidad al sentarse.

Deseó que fuera Kelly esa mujer, pero sabía, que no era ella de quien se trataba.


-No te sientas mal-dijo una voz- Ella te ama mas que nunca.


Edmund lentamente quito las manos de su cara, miro a su lado, y se trataba de Adela.

-¿Donde esta ella?

-No esta aquí, pero volverá en un par de días.

El chico volvió a juntar sus manos con su cara, y odió como nunca la respuesta de Adela.

-Tu respuesta no me sirve de nada.

-No te sirve de nada saber donde esta ella ahora.

Edmund, algo molesto, volvió y quitarse las manos de la cara.

-Entonces, ¿Que es lo que quieres?

-Que sepas que ella te ama.

-Ella me dejó.

-Solo para despejarse un poco, necesita aclarar sus dudas y también momentos de tranquilidad. Kelly esta muy estresada.

-Yo pienso que ella ya no me quiere...

-Pues, entonces no pienses, porque no es así.

-...pienso que ella quiere a ese otro chico, su compañero de conservatorio.

Adela se quedo sin aire al oír eso.

-¿Y por que crees eso?

Edmund se encogió de hombros.


"Pues, sí. El piano de cola de esta inmensa mansión era mucho mejor que el que yo conservaba en casa.

Toque unas cuantas melodías y quede encantada, no se que me sucedía con ese piano, me daban ganas de tocar por varias horas mas sin parar, tenía un sonido mas especial que otros pianos que había tocado.


-Al parecer quedaste maravillada con el piano-dijo Tom, colocando sus manos sobre mis hombros.

-Hay algo que lo hace diferente, pero no se que es-le dije.

-Tal vez... Kelly te dejaré por un rato, iré a buscar algo que olvide...

-Te espero...


En la habitación en que me encontraba, estaba llena de libros y diferentes instrumentos musicales.

Era muy amplia, podía pisar una suave alfombra y tenía un gran balcón.

Me anime a tocar melodías creadas por mí, no son mejores que las que crea Tom, pero tampoco están tan mal.

No se cuanto estuve tocando el bendito piano, ¿horas o segundos? tan solo me dejé llevar, improvise y cree nuevas melodías.

De repente, escuché el ruido de la puerta abriendose, supuse que era Tom, pero no era así...


-Toca muy bien el piano, señorita-dijo la voz de un hombre maduro.

Voltie algo asustada, se trataba de un señor, al rededor de cincuenta años vestido elegantemente.

-Gracias-agradecí algo asustada por no saber quien era.

El señor usaba un bastón, lentamente se acerco y se apoyo sobre el piano.


-Que descortés de mi parte no haberme presentado-dijo el caballero con una dulce sonrisa- Mi nombre es Daniel Pevensie, soy profesor de música y dueño de esta casa.

-Oh, con que usted es el dueño-dije- Un gusto conocerlo, yo soy Kelly Swanson... estoy en el conservatorio de música de Londres.

-Sí, lo suponía... pero, ¿No eran dos jóvenes?

-Pues, sí... Tom fue a buscar algo, ya vuelve... Disculpe, ¿Fue mi idea o dijo que su apellido era Pevensie?

-No, no fue tu idea-dijo riendo- ¿Por que? ¿Conoces a la familia Pevensie en Londres? ¿Los cuatro niños Pevensie?

-Sí... Y mas que a nadie.

-¡Que coincidencia! Bueno, yo soy primo de uno de sus tías, una llamada Polly.

-Sí, también la conozco... pero nunca me dijeron que tenían un familiar músico.

-Yo tan solo soy un familiar lejano para ellos.... ¿Tú eres muy cercana a ellos?

No supe como responder ¿Como explicar mi respuesta? Solo balbucie quedando como una ridícula.

-¿No será que tú eres... la novia de Edmund?

Lo mire con impacto.

-¿Como supo?

-Hace unos meses me invitaron a una reunión familiar, cosas que suceden una vez al año, y al parecer tú no pudiste asistir... Edmund me hablo mucho de ti en la cena, y entremedio de saber tantas maravillas acerca de tu persona, me dijo que estabas en un conservatorio de música.

-Vaya...

Volví mi vista hacía el piano. Oír cosas acerca de Edmund, me ponía la piel de gallina.

-¿Dije algo malo?-pregunto amorosamente el profesor.

-No, todo esta bien.

-Apenas te mencione a Edmund, tu cara se puso como si hubieras visto a un fantasma.

¿Es que tenía el poder de adivinarlo todo?

-Las cosas no van muy bien con él-respondí.

-Supuse que algo te tenía mal, por la melodía que tocabas en piano antes de que llegara, y entré al meollo del tema sin querer... No me infiltrare mas en tu vida.

-No, esta bien.

-¿Que tal si tocas alguna pieza para mí? Para mejorar el animo...

La verdad, en vez de subirme el animo, termino por colocarme muy nerviosa. Solo soy una principiante tocando una melodía para un maestro.

-Vamos, haz un intento-me animo el profesor.

Empece a tocar un conjunto de melodías que he creado durante todos estos meses en el conservatorio.

Note que el profesor oía con mucha atención y a la vez trataba de descifrar lo que cada nota trataba de decir".

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